En el día del Amor y la Amistad, ¡podemos ayudar!
Ser altruista nos permite ayudar a los demás sin esperar nada a cambio. Sin embargo, muchas veces caemos en la tentación de hacer obras de caridad para obtener reconocimiento o admiración de los demás. Esto es un error que debemos evitar, ya que desvirtúa el verdadero sentido de la ayuda al prójimo.
Cuando ayudes a un hermano, no lo hagas para que los demás lo vean. Hazlo porque sientes compasión por su situación y quieres aliviar su sufrimiento. Hazlo porque sabes que todos somos iguales y merecemos respeto y dignidad. Hazlo porque crees en el amor y la justicia como principios universales.
No busques el aplauso ni el halago de los demás cuando ayudes a alguien. No te sientas superior ni juzgues a quien recibe tu ayuda. No esperes que te devuelvan el favor ni que te agradezcan eternamente. Simplemente, ofrece tu mano desinteresadamente y deja que tu corazón se llene de alegría.
Ayudar a un hermano es una forma de expresar nuestra humanidad y nuestra gratitud por la vida. Es una forma de contribuir al bien común y de hacer del mundo un lugar mejor. Es una forma de crecer como personas y de aprender de los demás. Es una forma de honrar a Dios y de cumplir con su voluntad.
Giuseppe Gino.